Los espacios aledaños a nuestros lugares frecuentes, nos pueden abrir Ambientes de aprendizaje interesantes, que permitan la inclusión de la mente y el cuerpo en la construcción de conocimiento diverso.
Quisiera invitarlos a retomar las prácticas que nos permitan activar las redes de investigación como mujeres, no solo dentro del hogar, sino en nuestras comunidades y el territorio que habitamos.
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